Jana, sentada con una migaja equilibrando enmedio de las cejas,
mira atenta mi plato de huevo con jamón. Impávida.
Jana, acostada con sus treinta kilos junto a mi
en sweater de cuadritos ronca como camionero desvelado. Olvidada.
Jana, con su mirada adormilada, de cuando se hace la que no entiende nada,
se acerca para lamerme toda la cara, pesada e insistente. Materna
Jana, como me haces reír.
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